Si
alguien me preguntase si estoy seguro de que las vacunas son en general
perjudiciales para la salud, yo le respondería: ¿y está seguro usted de lo
contrario? Como me diga que sí, cierro inmediatamente el coloquio; y si me dice
que no, le diré que yo tampoco estoy seguro de lo que afirmo, y que a partir de
nuestras inseguridades podemos intercambiar ideas para llegar a una posición
intermedia, ecléctica, en donde cada cual pudiese aportar lo suyo. Esta
situación no se cumple ahora, los médicos con posturas contrarias a la
vacunación son acallados de antemano, son escasos los medios de comunicación
masivos que se atreven a darles espacio. Internet contribuye a la difusión de
estas doctrinas alternativas, pero lo ideal sería un debate abierto, masivo y
sin intereses preconcebidos.
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