Los
primeros “casos tipo” detectados de sida a principios de los años 80
correspondieron a cinco treintañeros homosexuales de San Francisco. Estos
pacientes (de los que solo murieron dos)
habían sido tratados con una medicina
contra la neumonía llamada Septrim o Bactrim, que impide la formación
del ADN (código genético de la vida) y produce inmunodeficiencia. [...]
El Septrim–Bactrim
ataca a las mitocondrias o “pulmones” de las células.
Afecta seriamente a una molécula fundamental llamada ATP. Las mitocondrias
sufren mutaciones en su ADN (código genético), lo cual debilita el sistema
inmune. [...]
El Bactrim
es un antibiótico que tomado todos los días puede causar incluso la muerte.
Las advertencias del fabricante así lo avisan en las Referencias del
escritorio médico (PDR, Physician´s Desk Reference) (Luis Campos, La macroestafa del sida, p. 68).
Recuerdo
que cuando niños, mi madre nos suministraba, a mí y a mis hermanos, este jarabe
toda vez que presentábamos un cuadro gripal o un poco de tos. El amor, librado
a su suerte, si no se contrapesa con investigación e inteligencia, puede ser
inmoral.
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