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viernes, 29 de noviembre de 2019

La enfermedad como desequilibrio


Y para comenzar a implementar este nuevo paradigma sanitario, lo más importante —como dice Jesús García Blanca— es tomar la decisión de dejar de ser “pacientes” en manos de otros y comprender que la salud y la enfermedad son dos aspectos complementarios de lo vivo, que la vida es un continuo fluir de procesos de equilibrio, desequilibrio y reequilibrio, que eso que la medicina farmacológica llama “enfermedad” no es producto de la mala suerte o de microbios que nos invaden, sino un reflejo de nuestra forma de vida y del entorno en el que vivimos, y en última instancia la expresión biológica de la pérdida del equilibrio y del proceso necesario para recuperarlo. No se trata por tanto de implementar medios artificiales para no padecer una enfermedad o para tapar sus síntomas, sino de acercarnos a la naturaleza lo más posible —respirar aire limpio en las montañas, caminar descalzos por la arena, respetar los biorritmos, ionizarnos en las playas, alimentarnos de modo natural y ecológico— de modo que no necesitemos la enfermedad; pero si a pesar de todo se produce, entender la función que cumple y colaborar con ella.

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