¿Creía
Wittgenstein en la resurrección de Jesús? No, si entendemos por Wittgenstein a
su cabeza; sí, si entendemos por Wittgenstein a su corazón:
¿Qué
me inclina también a mí hacia la fe en la resurrección de Cristo? Juego, por
así decir, con el pensamiento. Si no resucitó, se pudrió en el sepulcro como
cualquier hombre. Está muerto y podrido. Es, pues, un maestro como
cualquier otro y ya no puede. ayudar; estamos de nuevo desterrados y
solos. Y debemos conformamos con la sabiduría y la especulación. Estamos como
en un infierno, donde solo podemos soñar, separados del cielo por una cubierta.
Pero si realmente debo
ser redimido, necesito certeza —y no sabiduría, sueños, especulación— y
esta certeza es la fe. Y la fe es fe en aquello que necesita mi corazón, mi
alma, no mi entendimiento especulativo. Pues mi alma, con sus pasiones,
por así decirlo, con su carne y su sangre, debe ser redimida, no mi espíritu
abstracto. Quizá pueda decirse: solo el amor puede creer en la
resurrección (Aforismos, § 171).
Yo
creo que Cristo resucitó, del mismo modo que creo que resucitó mi abuelo. Si mi
abuelo no resucitó, entonces Cristo tampoco. Y no me preocupa demasiado que
esté muerto y podrido, porque desde mi madre hasta Sócrates, hay un sinnúmero
de seres bien muertos y bien podridos que me siguen auxiliando.
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