Existen
otros factores, además de la adicción a las drogas, que han llevado al sida al
lugar en donde se encuentra. Los responsables de esta enfermedad no son los
virus sino los agentes estresantes del
sistema inmune. Estos agentes pueden ser biológicos, químicos, físicos, nutricionales
y mentales. Entre los estresantes
biológicos, el que mayores estragos viene causando, sobre todo en la
comunidad homosexual, es el semen, que puede actuar como un poderoso
inmunosupresor, como ya se apuntó. Otro fluido corporal que puede actuar de
similar manera es la sangre (de ahí el permanente debilitamiento del sistema
inmunológico de los hemofílicos[1]).
La lista de estresantes químicos es
enorme; citaré solo algunos: antibióticos, antivirales, antimicóticos,
antiparasitarios, tranquilizantes, antipsicóticos, antiepilécticos,
antiparkisonianos y anestésiscos, antihiertensivos, antiaginosos y
antiarrítmicos, gastrointestinales, antitiroideos, hormonas sexuales,
anticonceptivos orales, antialérgicos, broncodilatadores, anticoagulantes,
expansores del plasma, factores de coagulación e inhibidores de la agregación
plaquetarias, antinflamatorios no esteroideos, corticosteroides, antiartríticos
y medicinas para la gota, antitumorales. Esto en cuanto a los medicamentos
legales. En cuanto a la contaminación ambiental, se han encontrado propiedades
inmunotóxicas prácticamente en todas las sustancias químicas testadas de los
siguientes grupos: metales pesados, pesticidas, hidrocarburos, alifáticos y
aromáticos, alcoholes, fenoles y derivados, contaminantes del aire, gases
producidos por diferentes motores, dióxido de nitrógeno, ozono, ácido sulfúrico
y conservantes de alimentos. Drogas como el alcohol, tabaco, marihuana,
cocaína, heroína, nitritos de amilo y de butilo (poppers), anfetaminas, e
incluso la metadona utilizada como tratamiento de las drogodependencias, son
potentes inmunosupresores. Los estresantes
físicos más perjudiciales son las radiaciones ionizantes. Aquí se cuentan
los campos electromagnéticos, las radiofrecuencias, las microondas y los láseres.
La exposición a la radiación ultravioleta, si es excesiva, puede producir una
disminución de linfocitos. Los estresantes
nutricionales actúan cuando se hace presente la desnutrición por falta de
proteínas y calorías suficientes. También la carencia de determinadas vitaminas
y minerales altera el proceso de inmunidad. Entre otros están fundamentados los
casos de carencia de vitamina A, zinc y cobre. Asimismo, la desnutrición
intrauterina causa inmunosupresión prolongada o permanente. Otros poderosos
inmunosupresores son los llamados radicales libres, que son combatidos mediante
una dieta de alimentos antioxidantes. Por último, los estresantes mentales. Se
ha encontrado inmunodepresión en personas expuestas a estrés psicosocial: la
ansiedad y la depresión disminuye el recuento y funciones de los linfocitos. El
estrés académico disminuye la producción de interferón y el estrés mental
altera la posibilidad de reparación del ADN llevada a cabo por los linfocitos.
La
teoría de los agentes estresantes como causantes del sida es del colombiano Roberto
Giraldo y la expone con detalles en su libro SIDA y agentes estresantes.
[1] “Las alteraciones inmunológicas de los pacientes
con hemofilia son directamente proporcionales a la cantidad de terapia recibida
durante la vida. También es importante anotar que se ha descrito muchas veces
un estado de inmunodeficiencia en individuos con hemofilia que son VIH
negativos. De otro lado, no se ha encontrado inmunodeficiencia en pacientes con
hemofilia tratados con factor VIII purificado” (Roberto Giraldo, “Papel de los
estresantes inmunológicos en la inmunodeficiencia”).
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