La sociedad capitalista destruye al individuo, a la nación y
a la civilización; debilita la economía, la salud y la vida de los seres
humanos. El poder socioeconómico es la mayor causa del sufrimiento humano.
Norberto Keppe
Y parece que detrás de la mentira no
están solamente los laboratorios, sino también la Organización Mundial de la
Salud. Un negocio mayúsculo es vender antirretrovirales (miles de billones de
dólares están en juego, calcula Silvia Giménez), pero para que el negocio
fructifique es menester causarles pánico los portadores de HIV, y esto se logra
falsificando las estadísticas, exagerando la cantidad de casos reales de sida,
para que el infectado no dude en tomar religiosamente su medicina. Y digo que
la OMS va entongada con esto por lo que afirma Gerardo Clavero, en su momento secretario
general del Plan Nacional del Sida en España:
España facilita las cifras resultantes de sumar todos
los casos acumulados desde que se conoce el sida porque hay un compromiso en
ese sentido con la OMS. Pero las cosas no se suman de esa manera, y tanto a mí
como a otros sanitarios nos molesta esa forma de contar, y recogemos
también las cifras reales de la enfermedad. Es decir, los
casos nuevos diagnosticados y registrados cada año. [...] Para el resto de
patologías —hepatitis B o tuberculosis, por ejemplo— la OMS ofrece solo los
casos aparecidos el último año. [...] Esa cuantificación amplifica la
incidencia e incita a la confusión, por eso digo muchas veces que el sida se transmite por los periódicos. Cuando te
preguntan, por ejemplo, ¿cuántos zapatos tienes?, tú dices los que tienes en
ese momento, no todos los que has tenido a lo largo de tu vida (Gerardo
Clavero, entrevista publicada en el diario El
País de Madrid el 1º de diciembre de 1991, disponible en internet[1]).
Debido a los casos reales detectados, la
OMS tendría que estar a un paso de catalogar al sida como una enfermedad rara (cf. Sida, un debate silenciado, p. 192). Sin
embargo, hace todo lo que está a su alcance para que sea considerado como una
pandemia. Todo para infundir terror en la población y sobre todo en los ya
infectados con HIV. La gente vive con el corazón en la boca, con miedo de
infectarse o con miedo de morir, sin ningún fundamento que avale estos miedos,
o con fundamentos extremadamente flacos. Así es el mundo del capitalismo
médico.
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