Debe recordarse que las
relaciones anales pasivas, conocidas también como inseminaciones rectales, han
sido reconocidas como un factor de alto riesgo para el sida, aun en individuos
VIH negativos.
Roberto Giraldo, “Papel de los
estresantes inmunológicos en la inmunodeficiencia”
Según Silvia Giménez,
el VIH no se está comportando como una enfermedad de
transmisión sexual, por lo que la promiscuidad sexual por sí misma no parece
aumentar el riesgo de contagio. [...] Tan solo dos o tres contactos sexuales
son necesarios para transmitir la sífilis o la gonorrea, sin embargo, la
transmisión de VIH requiere una media de 500 a 1000 (Sida, un debate silenciado, pp. 124 y 212).
Esto
en relación a los heterosexuales; los homosexuales aparecen como más proclives
a contraer el virus, sobre todo los que adoptan el rol pasivo y no utilizan
preservativos:
El semen humano posee propiedades inmunogénicas que
pueden inducir a un estímulo crónico del sistema inmunológico y degenerar en
inmunosupresión, tal y como se ha demostrado también en experimentación animal.
Las relaciones de sexo anal pasivo son una práctica de riesgo comprobada en la
literatura médica especializada (op. cit., p. 160).
Es decir que el semen,
liberado en el intestino y seguramente en contacto con la sangre de alguna
herida provocada por la fricción, es un inmunosupresor de primer orden, lo que
indica que además de contraer HIV, el homosexual pasivo que no utiliza
preservativos, si es demasiado promiscuo, podría contraer el sida incluso llevando
una vida en otros aspectos bastante saludable. Y lo mismo para los que
practican el sexo oral y no tienen una higiene bucal de primer orden.
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