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jueves, 26 de septiembre de 2019

La renguera del perro


“¿Por qué no puede un perro simular dolor? —pregunta Wittgenstein—. ¿Es demasiado honrado?” (Investigaciones filosóficas, § 250). La simulación es hija de la astucia, y la astucia es hija de la razón. ¿La racionalidad de los perros no es lo suficientemente profunda como para urdir una simulación? Yo creo que en algunos perros lo es cuando, por ejemplo, renguean más de la cuenta ante un pisotón que ya no les causa dolor, granjeándose así los favores que el perro enfermo suele recibir y que no recibiría si lo creyeran sano. Hasta el mismísimo José Hernández se había percatado de que algunos perros tienen esta potestad y en honor a ella escribió estos versos en su inmortal Martín Fierro:

Y menudiando los tragos
aquel viejo como cerro
--No olvidés, decía, Fierro
que el hombre no debe creer
en lágrimas de mujer
ni en la renguera del perro.

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