Luego
de terminar su Tractatus[1],
le escribe Wittgenstein a Bertrand Russell: “He escrito un libro [...] que
contiene toda mi labor de los últimos seis años. Creo que he resuelto
finalmente nuestros problemas. Esto puede sonar arrogante, pero no puedo evitar
creerlo” (carta a Bertrand Russell del 13/3/19, citada en Cartas a Russell, Keynes y Moore, p.
64). Él no puede evitar creerlo; yo no puedo evitar, al leer esto, una mueca de
sorpresa y desconcierto al estilo Benny Hill. Tal vez haya resuelto sus
problemas y los de Russell, pero si se refería a los problemas que presenta la
filosofía, no los resolvió en absoluto.
Suele
decirse que el Tractatus no resuelve
los problemas filosóficos, sino que los disuelve; yo creo que ni los resuelve
ni los disuelve: como mucho los enjuaga. Más tarde renegó Wittgenstein de este
su primer libro y afirmó que contenía muchos errores, pero lo que yo critico
del Tractatus, a saber, su afirmación
de que no tienen sentido las proposiciones relacionadas con la filosofía y con
la metafísica en particular, se mantuvo incólume dentro de la estructura de
pensamientos de Wittgenstein hasta el final de sus días, de modo que mal se me
puede achacar el estar criticando ideas que el propio autor ya había
considerado obsoletas dentro de su pensamiento. “Los problemas filosóficos
deben desaparecer completamente”, dijo en sus Investigaciones filosóficas, su anteúltimo libro. Se habla de un
“primer Wittgenstein”, de un “segundo Wittgenstein” y hasta de un Wittgenstein
intermedio; pero lo que yo le critico a Wittgenstein está presente en todos
ellos por igual. Estas divisiones a mí no me conciernen ni me interesan[2].
[1] Basado en las notas escritas durante la
guerra, redactó el Tractatus en julio y agosto de 1918, durante un
permiso de campaña, entre la casa de su familia en Viena y la de su tío Paul en
Hallein, cerca de Salzburgo.
[2] “Todavía —dice Anthony Kenny refiriéndose a
las Investigaciones filosóficas—,
como en el Tractatus, cree
Wittgenstein que se debe mostrar que el metafísico no ha dado significado a
ciertos signos de sus expresiones [...]. Wittgenstein sigue negando la
posibilidad de tesis filosóficas; el objetivo de la filosofía es terapéutico:
curarnos de hablar sin sentido y de sentirnos atormentados por problemas que no
tienen solución (Wittgenstein, p.
28).
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