“Predicar moral es fácil; fundamentarla,
difícil”: así comienza Sobre el
fundamento de la moral, uno de los mejores ensayos de Schopenhauer.
Wittgenstein se mofa de esta frase y la distorsiona:
“Predicar moral es difícil; fundamentarla, imposible” (L. Wittgenstein, Schriften, citado por Isidoro Reguera en
El feliz absurdo de la ética, p. 15).
Wittgenstein daba prioridad a los hechos y desdeñaba las especulaciones. Pues
bien, que la prédica de la moral es cosa de lo más sencilla lo sabemos todos
los que alguna vez hemos asistido a una misa, de manera que la afirmación de
Wittgenstein respecto de que es difícil no se corresponde con la realidad. La
otra afirmación, la de la fundamentación, el más problemática, pero de todos
modos me quedo con el aserto Schopenhauer y con su imperfecta fundamentación
basada en el sentimiento compasivo.
Después
arremete contra la moral religiosa: “La
religión dice: ¡haz estol!, ¡piensa así!, pero no puede fundamentarlo; y si lo intenta se descuerna
porque para cada razón que aduzca hay otra contraria tan válida” (op. cit., p.
15). Pero entonces ¿por qué se sentía culpable de su homosexualidad y se
consideraba un pecador, siendo que, según su filosofía, existen razones éticas tan
válidas para ser homosexual como para dejar de serlo?
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