“Wittgenstein —comenta
un biógrafo— fue maestro de escuela elemental en varias localidades de la Baja
Austria, de los años 1920 a 1926, después de haber pasado por la Escuela de
Magisterio de Viena. Como maestro fue un desastre” (Raimundo Drudis Baldrich, Wittgenstein, p. 15). Yo siento gran
simpatía por los escritores que se la juegan, que no le hacen asco al juicio de
valor; pero en este caso, y a pesar de lo expuesto en la entrada del 10 de
mayo, creo que la palabra “desastre” no es la apropiada para valorar la
experiencia de Wittgenstein en la docencia primaria.
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