La
claridad a la que aspiramos es en verdad completa. Pero esto solo quiere decir
que los problemas filosóficos deben desaparecer completamente.
Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, § 133
Repetía I destroy, I destroy, I
destroy
... con conciencia de que con su modesto análisis del lenguaje estaba
aniquilando toda la historia de la filosofía.
Isidoro Reguera, Ludwig Wittgenstein
Reflexionando
sobre su propia obra, Wittgenstein inventó un tema musical en el que aparecían
las palabras “yo destruyo, yo destruyo, yo destruyo” (cf. sus Aforismos, p. 62). Quería ser, como
Nietzsche, una máquina demoledora, un destripador filosófico, quería romper a
martillazos la filosofía tal como la conocemos desde Platón en adelante. ¿Y lo
logró? ¿Destruyó algo? Según varios ingleses y varios norteamericanos, lo
destruyó todo; según mi opinión, en sus manos (o en su cabeza) no tenía una
maza sino el chipote chillón del Chapulín Colorado: por mucho que golpeara, la
filosofía jamás acusaría el impacto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario