No es insensato pensar
que la era científica y técnica es el principio del fin de la humanidad; que la
idea del gran progreso es un deslumbramiento, [...] que en el conocimiento científico nada hay de bueno
o de deseable y que la humanidad que se esfuerza por alcanzarlo corre a una
trampa. No es de ningún modo evidente que no sea así.
Ludwig Wittgenstein, Aforismos,
§ 318
Según
Otto Weininger, “el hombre de ciencia se halla [...] por debajo de los
filosofos y de los artistas. Estos son los que únicamente merecen el
calificativo de genios, mientras que el simple científico jamás puede aspirar a
ese título” (Sexo y carácter, pp. 168-9).
Wittgenstein admiraba a Weininger; ¿le vendrá de aquí su desprecio por la
ciencia?[1]
[1] El hecho de que Wittgenstein
haya tenido una opinión tan negativa del avance científico y técnico no es para
nada extraño, ya que tales juicios críticos “forman parte del repertorio de
opiniones de los mandarines alemanes de la época” (Jacques Bouveresse, Wittgenstein, p. 111).
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