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jueves, 29 de agosto de 2019

Wittgenstein y los genios judíos


Opinaba Wittgenstein que no había judíos, o los había escasísimos, entre los genios del pensamiento:

Entre los judíos, el «genio» se encuentra solo en el hombre bendito. Incluso los más grandes pensadores judíos solo tienen talento. (Yo mismo, por ejemplo.) Creo que hay cierta verdad en mi idea de que solo pienso de manera reproductora. No creo haber inventado ni una línea de pensamiento. Siempre me he apoderado de lo de los demás. Simplemente me he valido de ello para mi trabajo de clarificación. Así es como Boltzmann, Hertz, Schopenhauer, Frege, Russell, Kraus, Loos, Weininger, Spengler, Sraffa, me han influido. [...] Podría decirse (de manera errónea o acertada) que la mente judía no posee la capacidad de producir ni una menuda flor ni una diminuta brizna de hierba de las que han fructificado en el suelo de otra mente, pero sí de mostrarlas dentro de un contexto más amplio. No estamos señalando ningún defecto cuando decimos esto, y no hay nada malo en ello, siempre y cuando lo que se haga no se preste a malentendidos. El peligro solo existe cuando la naturaleza de una obra judía se confunde con la de una no judía, especialmente cuando el autor de la obra judía cae él mismo dentro de esa confusión, cosa que puede ocurrir fácilmente. (¿Acaso no parece tan orgulloso como si hubiera producido la leche él mismo?) (Aforismos, pp. 57-8).

Si esta descripción es verídica, tengo que admitir que mi cerebro trabaja de muy parecida manera que como trabajaba el cerebro de Wittgenstein: siempre me he apoderado de los demás. Mi enorme nariz parece más bien romana, pero ¿no seré descendiente de judíos?

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