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lunes, 12 de agosto de 2019

Wittgenstein y su cura para la homosexualidad


Wittgenstein fue una persona siempre atormentada por complejos de culpa, probablemente secuelas de la rigidez que les había inculcado el padre y que llevó a sus dos hermanos mayores al suicidio. […] En este sentido, o por su condición incómoda de judío, o por su homosexualidad no asumida, o por no llegar nunca al régimen estricto e ideal de conducta imaginado, o por lo que fuera, se sentía sucio como un cerdo.
Isidoro Reguera, Ludwig Wittgenstein

Wittgenstein regresó a Cambridge en 1929 gracias a las gestiones realizadas por uno de sus antiguos profesores: John Maynard Keynes (el creador del keynesianismo, una de las doctrinas socioeconómicas más originales del siglo XX). Keynes había sido en su juventud un homosexual de los más promiscuos[1], pero luego, al cumplir treinta y cinco años, se casó con una bailarina rusa y se transformó como por arte de magia en un conformísimo heterosexual. Wittgenstein estaba al tanto de las tendencias homosexuales de Keynes, a quien había conocido en 1912 cuando ingresó a la Sociedad de los Apóstoles (ver la entrada del 22/4/19). Y entonces me pregunto, ¿no habrá sido el intento de Wittgenstein de casarse con Marguerite un manotazo de ahogado inspirado en el ejemplo de su amigo? Si Keynes se “curó” de su homosexualidad promiscua casándose con una dama, ¿no podría curarse Wittgenstein también mediante similar procedimiento? Que Wittgenstein cargaba una culpa muy grande por ser homosexual es un hecho bastante reconocido, y seguramente consideraba perversa su inclinación cuando se alejaba de lo estrictamente platónico, por lo que no es descabellado suponer que aquella intentona matrimonial tuvo, si no como única meta, al menos como meta principal, el enfriar su atracción hacia los hombres.


[1] Uno de sus biógrafos afirma que entre 1901 y 1918 tuvo relaciones sexuales con doscientos hombres distintos (cf. Richard Davenport-HinesUniversal Man: The Seven Lives of John Maynard Keynes).

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