Esto escribió Friedrich
Nietzsche en un libro que Pessoa leyó:
Todos somos iguales.
Hombres superiores —así guiña los ojos el populacho—, no hay hombres
superiores: todos somos iguales; un hombre vale lo que otro. ¡Ante Dios todos
somos iguales! ¡Ante Dios…! ¡Pero ahora ese Dios ha muerto! Sin embargo, ante
el populacho no queremos ser iguales. ¡Hombres superiores, alejaos de la plaza
pública! (Así habló Zaratustra, “Del
hombre superior”, 1).
Pessoa se muestra de acuerdo con
Nietzsche en este asunto y concluye que si algunos hombres son superiores a
otros, los primeros tienen derecho a esclavizar a los segundos; pero el
silogismo no es válido. Yo también sospecho que hay hombres superiores a otros,
superiores en diversos campos, pero nunca diría que por ser superiores tienen
derecho a esclavizar a los inferiores. Incluso todo lo contrario: Epicteto,
abismalmente superior al despiadado Epafrodito, era su esclavo.
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