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jueves, 19 de julio de 2018

Pessoa y el asesinato de su rey


El 1º de febrero de 1908 muere asesinado el rey Carlos Primero de Portugal por varios disparos realizados por dos militantes antimonárquicos. Pessoa en aquel momento, con diecinueve años, estaba intelectualmente mucho más cerca de los republicanos que de los conservadores, y el asesinato le produjo cierta satisfacción. En su “Oda triunfal” de 1914, Álvaro de Campos, el heterónimo más prolífico e irónico de Pessoa, se solaza recordando el evento:

¡La maravillosa belleza de la corrupción política,
deliciosos escándalos financieros y diplomáticos,
agresiones políticas en las calles,
y de vez en cuando el cometa de un regicidio
que ilumina de Prodigio y de Fanfarria los cielos
usuales y lúcidos de la Civilización cotidiana!
(AP 2459)

Veinte años después de escribir este poema, en una “Nota biográfica”, y hablando en tercera persona, dice que Pessoa Considera que el sistema monárquico sería el más apropiado para una nación orgánicamente imperial como es Portugal” (EEAA, p. 112). A mí no me molesta ni su posición inicial a favor de los republicanos ni su posición final a favor de los monárquicos, me molesta que se haya divertido con ese brutal regicidio. Ya cité el pensamiento de Charles Robert Anon que termina con esta frase: “De los reyes y curas tuve piedad, porque eran hombres” (EEAA, p. 30). Esto es de 1906. Dos años después el rey es acribillado y se alegra. Yo no me alegraría nunca, ni a mis quince ni a mis cincuenta años, de una muerte tan espantosa como lo es un fusilamiento.
Según mi escala de valores, el Pessoa-persona desciende unos cuantos peldaños debido a esta postura. Y el Pessoa-escritor también, porque según esta misma escala no se puede escribir a la vez con altura y con ojeriza, la una repele a la otra. Compasión hacia todos los hombres, por malos o estúpidos que fueren: he ahí el secreto —no el único— para escribir con acierto.

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